miércoles, 18 de julio de 2012

QUIERO…


Quiero que me oigas sin juzgar


Quiero que opines sin aconsejarme

Quiero que confíes en mí sin exigirme
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí

Quiero que me cuides sin anularme
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí

Quiero que me abraces sin asfixiarme
Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí

Quiero que me protejas sin mentiras
Quiero que te acerques sin invadirme

Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten
Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas

Quiero que sepas… que hoy puedes contar conmigo…
Sin condiciones.
                                                                                                     
(Jorge Bucay)

martes, 10 de julio de 2012

HAS TRIUNFADO



Por reir mucho y amar más,
por ganar el respeto de las personas inteligentes y el afecto de los niños.

Por ganar la aprobación de los críticos honestos y resistir la traición de los falsos amigos. 

Por apreciar la belleza, por encontrar lo bueno en los demás.

Por darme a los demás sin el mínimo pensamiento de retribución.

Por haber cumplido con la encomienda, ya sea un niño sano, un alma rescatada, un jardín arreglado, o una condición social redimida.

Por haber reido y jugado con entusiasmo y haber cantado con frenesí.

Por saber que incluso una vida ha respirado aliviada por que tú existes, es por esto que has triunfado.
                                                                                  (anónimo)

martes, 3 de julio de 2012


Él era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.

Al terminar la clase de fin de año, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante le dijo:

- Profesor, lo que me alegra de haber terminado la clase, es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de ver su cara aburrida.

El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.

El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:

- ¿Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, lo recibes?

El alumno quedó desconcertado por la calidez de la sorpresiva pregunta.

- Por supuesto que no. -Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.

- Bueno,- prosiguió el profesor- cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo "algo".

En tu caso, es una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.

- No entiendo a qué se refiere. -dijo el alumno confundido-

- Muy sencillo, -replicó el profesor- Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo. Y yo, mi amigo, en verdad, prefiero obsequiarme mi propia serenidad.

¡Muchacho!, -concluyó el profesor en tono gentil- La vida nos da la libertad de amargarnos o de ser felices. "Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa. Yo no puedo controlar lo que tú llevas en tu corazón, pero de mí depende lo que yo cargo en el mío.

Cada día, en todo momento, tú puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner dentro de ti, y lo que elijas, lo tendrás hasta que decidas cambiarlo, porque es tan grande la libertad que nos da la vida y Dios, que hasta tenemos la opción de amargarnos o de ser felices".

lunes, 2 de julio de 2012

Tengo Un Sueño. Martin Luther King


El 28 de agosto de 1963 Martin Luther King brindó su discurso "Yo tengo un sueño" en los escalones del monumento  Lincoln Memorial durante la histórica Marcha sobre Washington.


Tengo un sueño: que un día esta nación se pondrá en pie y realizará el verdadero significado de su credo: “Sostenemos que estas verdades son evidentes por sí mismas: que todos los hombres han sido creados iguales”.

Tengo un sueño: que un día sobre las colinas rojas de Georgia los hijos de quienes fueron esclavos y los hijos de quienes fueron propietarios de esclavos serán capaces de sentarse juntos en la mesa de la fraternidad.

Tengo un sueño: que un día incluso el estado de Mississippi, un estado sofocante por el calor de la injusticia, sofocante por el calor de la opresión, se transformará en un oasis de libertad y justicia.

Tengo un sueño: que mis cuatro hijos vivirán un día en una nación en la que no serán juzgados por el color de su piel sino por su reputación.

Tengo un sueño hoy.

Tengo un sueño: que un día allá abajo en Alabama, con sus racistas despiadados, con su gobernador que tiene los labios goteando con las palabras de interposición y anulación, que un día, justo allí en Alabama niños negros y niñas negras podrán darse la mano con niños blancos y niñas blancas, como hermanas y hermanos.

Tengo un sueño hoy.

Tengo un sueño: que un día todo valle será alzado y toda colina y montaña será bajada, los lugares escarpados se harán llanos y los lugares tortuosos se enderezarán y la gloria del Señor se mostrará y toda la carne juntamente la verá.

Ésta es nuestra esperanza. Ésta es la fe con la que yo vuelvo al Sur. Con esta fe seremos capaces de cortar de la montaña de desesperación una piedra de esperanza. Con esta fe seremos capaces de transformar las chirriantes disonancias de nuestra nación en una hermosa sinfonía de fraternidad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos, de ir a la cárcel juntos, de ponernos de pie juntos por la libertad, sabiendo que un día seremos libres.

Éste será el día, éste será el día en el que todos los hijos de Dios podrán cantar con un nuevo   significado “Tierra mía, es a ti, dulce tierra de libertad, a ti te canto. Tierra donde mi padre ha muerto, tierra del orgullo del peregrino, desde cada ladera suene la libertad”.

Y si América va a ser una gran nación, esto tiene que llegar a ser verdad. Y así, suene la libertad desde las prodigiosas cumbres de las colinas de New Hampshire. Suene la libertad desde las enormes montañas de Nueva York. Suene la libertad desde los elevados Alleghenies de Pennsylvania.

Suene la libertad desde las Rocosas cubiertas de nieve de Colorado. Suene la libertad desde las curvas vertientes de California.

Pero no sólo eso; suene la libertad desde la Montaña de Piedra de Georgia.

Suene la libertad desde el Monte Lookout de Tennessee.

Suene la libertad desde cada colina y cada topera de Mississippi, desde cada ladera.

Suene la libertad. Y cuando esto ocurra y cuando permitamos que la libertad suene, cuando la dejemos sonar desde cada pueblo y cada aldea, desde cada estado y cada ciudad, podremos acelerar la llegada de aquel día en el que todos los hijos de Dios, hombres blancos y hombres negros, judíos y gentiles, protestantes y católicos, serán capaces de juntar las manos y cantar con las palabras del viejo espiritual negro: “¡Al fin libres! ¡Al fin libres! ¡Gracias a Dios Todopoderoso, somos al fin libres!”
                                      
                                        Martin Luther King
                                         Un Ser Humano...

(Fracmento de una oratoria histórica)