- Se puede aprender tanto del dolor como de la alegría, y a veces es sólo cuestión de elegir de qué modo uno desea hacerlo.
- Los niños ven cosas que los adultos ya no ven y sienten lo que los mayores ya no sienten.
- No hay ningún lugar al que tener que llegar. Partir y llegar se fusionan a cada instante, todo es tan circular como el universo, lo dulce y lo amargo, el dolor y el placer, la risa y el llanto se encuentran a cada rato el uno al otro. Lo inteligente es disfrutar cada vuelta. Pero eso lo saben sólo los niños.
- Hay cosas que duelen porque realmente duelen, pero hay muchos otros dolores que duelen más de lo que tendrían que doler porque uno les presta demasiada atención y no busca algo para entretenerse hasta que pase, como pasa con casi todo en la vida.
- Descubrí que disfrutar de la vida tenía que ver con el movimiento, que la vida está hecha de movimiento. Tiempo, espacio y movimiento.
-La creencias no son eternas ni sirven para todo. “Aquí yacen mis queridas e idolatradas creencias, arrasadas por la cruel realidad. Descansen en Paz” dice la lápida.
- Mis creencias y la realidad desencadenaron una lucha sin cuartel en el cual el campo de batalla fue mi vida, mi cuerpo y mi mente.
- Mi ignorancia está así de grande porque fue recopilando pacientemente todo lo que yo no quería saber. Alimentando a la ignorancia está el miedo a saber, detrás del miedo a saber está el miedo a hacer. El antídoto a la cobardía es la curiosidad, y detrás de la curiosidad está la sabiduría.
- Muchas veces, lo que uno ya sabe, es el peor obstáculo para aprender algo nuevo.
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