Todos tenemos actividades diarias que requieren de nuestra atención. Estas actividades de alguna manera son caminos, las rutas que nos llevan al crecimiento y a la satisfacción personal. Tenemos que aprender a vivir nuestra cotidianidad como un hermoso desafío. Tener claro que cada día debemos de ser un poco mejor que el día anterior. Amar a cada momento a todo ser vivo, a todo lo creado. Que si tropezamos y caemos, aprender a levantarnos, sacudirnos el polvo, levantar la cara para mirar el cielo y seguir adelante. Es aprender a valorar lo que nos da la vida practicando siempre el agradecimiento. Admirar, amar y bendecir a aquel que tiene lo que a mí me gustaría tener y no dar cabida a la envidia. Derramar en cada acción la misma pasión y el amor con la que se nos proporciona la vida. Buscar la oportunidad de extender nuestras manos en busca de otras manos para actuar y ayudarnos mutuamente en el logro de nuestros más grandes sueños. Ser optimistas aún cuando todo parece ir en nuestra contra y esforzarnos al máximo cada día. Cada día que se vive es un resultado diario en la historia de nuestra vida. Es una lección que si la asimilamos y aprendemos nos ayuda a crecer y cambiar. Al inicio de cada uno de nuestros días debemos de ser agradecidos y valientes, porque para empezar grandes pro yectos, se necesita valentía. Y para terminar grandes proyectos se necesita perseverancia. Cada día es un peldaño para triunfar en la vida. Un día es un proyecto dentro del gran proyecto que es la vida misma. En verdad nuestra vida puede ser sensacional y emocionante, si nuestros días son sensacionales y emocionantes.
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